Si hablamos de belleza, entramos a un territorio donde las reglas están para romperse y donde las personas pueden experimentar con su apariencia para resaltar lo que las hace únicas. Y te sorprenderá saber que muchos de los estilos más populares actualmente en el mundo del maquillaje son fruto de la influencia de la comunidad LGBTQ+, quienes se atrevieron a desafiar lo establecido y dejar una huella imborrable.
Si entramos a Youtube y escribimos en la barra de búsqueda “cut crease”, el sitio nos arrojará miles de tutoriales de maquillaje enfocados en esta técnica, que se caracteriza por un párpado dramático que corona un look que define las facciones y se ve increíble en fotos de Instagram. Este estilo tiene su origen en la cultura drag y su inspiración data de mucho antes que Youtube.
Este look viral se originó en los camarines de los primeros drag queens, personas, usualmente hombres, que visten atuendos tradicionalmente femeninos para propósitos de entretenimiento. Una transformación que en ese entonces se completaba con una peluca y un look de maquillaje inspirado en el teatro y que los aficionados al drag perfeccionaron con el correr de los años. Pronto, este maquillaje dramático empezó a influenciar las tendencias de belleza fuera del círculo drag, dejando atrás el anonimato al mismo tiempo que se avanzaba en la lucha por los derechos LGBTQ+, comunidad que mantiene un profundo lazo con la práctica del drag.
Hoy, programas de TV como “RuPaul’s Drag Race” – y sus 19 temporadas– prueban que la estética drag está más vigente que nunca y si se trata de belleza, la popularidad de técnicas como el cut crease, el baking y el contouring, originadas del mundo drag, demuestran la influencia de estos artistas en las tendencias de maquillaje. Tal vez se te pasó por la cabeza el nombre de Kim Kardashian –también famosa por su contouring– pero quizás te sorprenda saber que su maquillador de cabecera, Mario Dedivanovic, ha señalado que toma mucha inspiración del drag.
Ya hablamos de Youtube e Instagram, fuentes infinitas de inspiración de maquillaje. y si alguna vez has seguido un tutorial, de seguro conoces a los gurús o influencers de belleza. Muchos de ellos personas comunes y corrientes que, tras mostrar en línea su talento y creatividad, han logrado amasar miles y en ocasiones, ¡Millones de seguidores en las redes!
Lo que quizás no sabías es que desde hace unos años, algunos de los influencers de maquillaje más populares pertenecen a la comunidad LGBTQ+, desafiando el modo en que la sociedad define la belleza. Este es el caso de James Charles, Jeffree Star y Patrick Starr, quienes se identifican como hombres gay, así como Manny Mua, quien se ha declarado queer. Todos ellos han alcanzado un éxito de grandes proporciones, lanzando sus propias colecciones de maquillaje y trabajando en colaboraciones con reconocidas marcas, convirtiéndose en modelos a seguir para la juventud LGBTQ+ en todo el planeta.
Mientras que el caso de influencers de belleza trans, algunos de ellos, como las youtubers Nikkie de Jagery Nikita Dragun, han defendido el poder transformador del maquillaje y el rol que jugó en sus procesos de reafirmación de identidad de género. Más allá de su fama, estos artistas del maquillaje han logrado impulsar nuevas tendencias y estilos, cambiando los paradigmas de la industria cosmética.
Una de las tendencias más explosivas en el último tiempo, el maquillaje con glitter acompañado de minúsculas joyas faciales, pudo ser impulsado por el éxito de la serie “Euforia” de HBO, pero le debe su origen a la comunidad LGBTQ+.
Lo que para muchos es una tendencia perfecta para una noche de fiesta o para sacarse unas fotos divertidas, comenzó como un elemento propio de la escena nocturna queera mediados del siglo pasado, donde los miembros de la comunidad podían identificar sus espacios y a ellos mismos, por el uso de brillos en la cara y el cuerpo. Y fue en la década de los 70, que el cantante británico David Bowie se inspiró en los llamativos maquillajes de la subcultura de fiestas gay para crear a su memorable personaje “Ziggy Stardust”, lo que catapultó el glitter como una pieza infaltable en la estética del glam rock.
Más allá de las fiestas, el glitter también se ha convertido en un símbolo de protesta por los derechos de las diversidad sexual y de género, con prácticas como el “glitter bombing”, una técnica de activismo pacífico que consiste literalmente en “bañar” en glitter a personas o instituciones contrarias a los derechos de la comunidad LGBTQ+. La próxima vez que apliquemos estos brillos en nuestros cuerpos y rostros, no podemos olvidar su historia.
¿Sabes lo que es el impuesto rosa? Es un término que se refiere a los precios elevados que pueden tener los productos dirigidos para las mujeres, versus el mismo producto, pero publicitado para hombres, cuyos precios suelen ser más razonables. Esta práctica refleja una idea tradicional de género donde sólo parecen haber dos opciones: lo femenino y lo masculino, pero esto está cambiando.
Y en un mundo en donde cada vez más personas se identifican como personas de género no binario y donde varios estudios han probado que la belleza no tiene género definido, – como uno realizado en 2015 por la Academia de Dermatología Americana que reportó que hombres y mujeres pueden utilizar él mismo producto y obtener los mismos resultados– es cada vez más común que marcas lancen productos y líneas unisex. Una tendencia que llegó para quedarse y que habla de la importancia de la belleza inclusiva
Además, hoy prácticas que hace décadas se consideraban estrictamente “femeninas”, como el maquillaje y la manicura han comenzado a ganar terreno con personas de todos los géneros. No fue hace poco que el actor Ezra Miller –”Las ventajas de ser invisible”–, quien se identifica como una persona que transita entre lo masculino y femenino, protagonizó una campaña publicitaria de la marca de maquillaje Urban Decay, probando que el maquillaje no tiene reglas y tampoco género.
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Está claro que la belleza no tiene límites. Ya no se trata de corregir imperfecciones ni buscar un ideal inalcanzable, hoy la belleza es sinónimo de ser tú mismo y vivir tus diferencias.
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